Esta semana ha sido algo
agotadora y frustrante, cuando eso pasa a mí me encanta que llegue el fin de
semana y por lo menos poderme sentar a disfrutar de una buena película, ya sea
en compañía de mi familia o de mis amigos. Aunque últimamente Hollywood parece
estar en decadencia, muy pocas películas logran sacudirme,
sean de comedia, románticas o de terror; por eso, fue casi un suspiro
descubrir, mientras hacía zapping, una película que me arrancó más carcajadas
de lo que jamás hubiera podido imaginar. Un suspiro para todo el estrés de una
semana llena de estudios y lecturas, y por qué no, un remedio contra el duro
frío que parece haber inundado a la ciudad de la noche a la mañana.
Así es como el post de hoy va
dedicado a ésta súper entretenida que vi hace unos días atrás, que en un primer
momento me pareció una más del montón por el título que conllevaba y las caras
conocidas que en ella aparecían, pero que al paso de los segundos hizo que,
como ya dije, me doblara de la risa. Y créanme, en serio, cuando les digo que
hace mucho que no me reía tanto mirando la tele.
Primero que nada debo disculparme por la tardanza de un nuevo post. La verdad he tenido un par de complicaciones en la vida real (entre los que figuran exámenes y presentaciones de una tesina que me viene rompiendo la cabeza desde hace un año). Desde mi ausencia hubo cientos de acontecimientos históricos que marcaron al mundo, desde la renuncia de un Papa, la asunción de un latinoamericano en el puesto, la cuasi guerra entre Corea del Norte y EUA, la caída de meteoritos en la Tierra, los Oscars, los MTV Movie Awards, el comienzo de la Feria del Libro en Argentina y la Coronación del Príncipe Guillermo de Orange como Rey, entre otras cosas (si se me pasó algo lamento no haberlo incluido, pero es que realmente pasó de todo en mi ausencia en la blogosfera). Por ello a veces pienso que la frase con la que se ilustra el paso de un largo periodo de tiempo: «A cada muerte de obispo», es un poco sobrevaluada en las épocas que vivimos hoy en día. Parece que el Mundo avanza cada vez más rápido, las noticias que hace horas eran primicia ahora son noticia vieja, es algo loco como se mide el tiempo en estos días (y eso que yo soy joven aún).
Así que lamento haber tardado tanto, prometo que no será siempre así. Estoy aprendiendo a distribuir mi tiempo, además del hecho de que como esto de “bloggear” es relativamente nuevo para mí, he estado viendo otros blogs para poderme guiar en la forma de presentar el mío, incluso para decir… ¡Hey, éste es distinto a los demás! Espero que de alguna u otra forma eso pase, porque vamos, cientos de blogs sobre literatura se escriben a diario y reciben millones de visitas gracias a la magnífica invención del buscador y mega-biblioteca virtual: Google. Donde esos millares de lectores ciberespaciales con sólo poner la palabra “libros” en el buscador encuentran una serie de blogs referentes a ellos (créanme que hay de todo, desde los muy buenos hasta los muy malos).
Por lo tanto, mientras mi cabeza trabajaba en mi vida personal también estaba pensando en cómo seguir adelante con este proyecto, y creo que he dado con la respuesta. Desde un principio planeé que no sería un blog más sobre literatura, sino más bien estaría lleno de las cosas que logran atraer mi atención en todas sus manifestaciones artísticas o físicas. Y así es como me recordé que no sólo debo leer libros para poder publicar cosas en el blog –sino me atrasaría a horrores, ya que ando un poco lenta con la lectura en estos meses–.
Es así como les aviso que estoy de regreso.
Les agradezco con creces el hecho de que aún siguen ahí, y si es que eres nuevo leyéndome… prometo que todo lo que arriba menciono no volverá a pasar.
Para poder dar comienzo con la sección “Música para los sentidos”, les dejo una rola que si bien habla del tiempo, también va muy acorde a lo que pasa hoy en día, al menos, en la sociedad argentina.
